Las cantidades enviadas al exterior cayeron un 40,94% desde 2008. La intervención para «bajar los precios» que hizo el Gobierno y la sequía derrumbaron el stock de animales en los momentos que subieron los precios internacionales.
La Argentina se enfrenta hace cuatro años a una situación, por lo menos, atípica para un país mundialmente conocido por su ganadería: a medida que los mercados internacionales mejoraron los precios que pagan por comprar carne, los exportadores argentinos redujeron cada vez más sus cantidades disponibles para vender. Dicho de otro modo: cuando más ha subido el precio, menos se pudo exportar.
El stock ganadero se redujo 13,7% entre 2008 y 2012 (pasó de 57,6 a 49,9 millones de cabezas), por lo que los frigoríficos exportadores se concentraron en los negocios más rentables. El precio por tonelada se disparó, al tiempo que las cantidades se derrumbaron.
Brasil, el primer exportador mundial de carne, puede ser el mejor reflejo del termómetro mundial de precios. Por todo tipo de cortes, el valor de la tonelada exportada del país vecino mejoró 32% cuando pasó de 2500 a 3300 dólares en los últimos cuatro años.
En ese mismo período, las exportaciones argentinas de carne (fresca, enfriada, congelada, menudencias y procesados) cayeron 40,94%. «El país hoy está vendiendo básicamente carne de res con hueso. Para los procesados existen hoy problemas de competitividad y de acceso al mercado estadounidense», explica Miguel Jairala, analista económico del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA).
En 2005 Argentina era el tercer exportador mundial de carne, hoy ocupa el puesto 11
Los dos grandes factores que condicionaron la baja en el stock ganadero fueron la política oficial de intervención en el mercado cárnico y la sequía de 2009. La baja en la cantidad de cabezas se tradujo, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Agricultura, en una merma del 20,5% en la faena local.
Desde la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra) apunta que desde el inicio de la intervención del Gobierno -con la primera suspensión de exportaciones en 2006 – cerraron 121 frigoríficos.
El país logró una posición de privilegio en 2005, cuando fue el tercer exportador mundial de carne. Un informe económico elaborador del ex presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) Néstor Roulet afirma que si el país hubiera mantenido esa posición exportadora hasta el año pasado, habría logrado obtener divisas adicionales por 11.500 millones de dólares.
LA MESA DE LOS ARGENTINOS
El ex presidente Néstor Kirchner y su secretario de comercio interior Guillermo Moreno decidieron el 8 de marzo de 2006 suspender las exportaciones de carne por seis meses como una medida para «combatir la inflación y cuidar la mesa de los argentinos», debido al incremento de los precios en las carnicerías.
Ese mismo día, la ministra de economía Felisa Miceli trabajaba junto a sus asesores en un plan para incentivar las exportaciones de carne. Recibió un llamado telefónico, le comunicaron la novedad y fue enviada a anunciar la medida, según detalló uno de sus antiguos asesores en esta materia en diálogo con este medio. Por la noche convocó a una conferencia de prensa junto con el secretario de agricultura Miguel Campos y presentó a la suspensión como «la mejor manera de cuidar el poder adquisitivo de las familias».
Luego de la suspensión, el mercado exportador se manejó con permisos que se entregaban por cupos. Como cayó la rentabilidad en el sector, el consumo literalmente comenzó a comerse parte de las reservas.
La intervención como forma de contener los precios no dio resultado. Entre 2006 y 2009 el precio promedio de un kilo de carne en mostrador subió 44%, y desde entonces y hasta el año pasado, otro 167%. La carne en la mesa de los argentinos se encareció principalmente en dólares.
El ejemplo más claro surge con las milanesas, la preparación a partir de carne más consumida en el país. En seis años el precio del kilo de la bola loma subió 157% en dólares. Tomando el tipo de cambio oficial de cada período, costaba U$S 3,1 en marzo de 2006, U$S 3,7 en noviembre de 2009 y U$S 8,2 en diciembre de 2012.
La inflación en dólares se propagó en los precios internos de la carne y en 2011 se registró el menor consumo per cápita histórico . Recién el año pasado se produjo un leve repunte..