La trilla alcanza al 80 ó 90% de la superficie implantada. La magra producción local se debe a que fue un año climáticamente complicado: en enero se vivió un gran estrés térmico y luego febrero un exceso hídrico. En maíz, cuando ya se levantó un 50%, la producción promedio se ubica en 65 qq/ha.
Finaliza la cosecha de soja de primera en el Partido de Pergamino y el resultado de la producción no es la mejor. Según distintas fuentes consultadas por este medio los rendimientos promedio oscilan entre 27 quintales y 28 por hectárea (qq/ha), muy por debajo del rinde de 33,5 qq/ha en la región núcleo informado por la Bolsa de Comercio de Rosario y sin superar a los 32,5 qq/ha señalados como promedio para la zona por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Julio Lieutier, asesor Crea (norte de Buenos Aires) y consultor privado, estimó que hasta el momento la trilla de soja de primera avanzó a un 80%, aunque viene atrasada por las precipitaciones: “Todavía queda de un 15 a un 20% de soja de primera sin cosechar y de segunda un poco más. Los rindes han sido muy variados, desde Pergamino hacia la costa son muy malos, en Urquiza es muy difícil encontrar lotes de más de 30 qq/ha, diría que de ese número hacia abajo, y con pérdida de superficie. Desde Pergamino hacia el lado de Junín o Rojas levantan bastante los rindes, pasando los 30 qq/ha, también con superficie perdida, en ambas situaciones por exceso hídrico”.
En distintas zonas dentro del Partido de Pergamino hubo rendimientos de 18 y 20 qq/ha, como así también que superaron los 35 qq/ha, aunque puntuales: “Es difícil estimar el rendimiento promedio pero podría asegurar que está por debajo de los 30 qq/ha. El exceso de agua fue uno de los factores que provocó que la producción fuera menor a la que se esperaba, en ambientes planos y pesados las mermas fueron de 10 qq/ha abajo. En el Partido de Pergamino y norte de Buenos Aires no se cumplieron las expectativas esperadas”.
Por su parte el ingeniero agrónomo Daniel Lavezzari aseveró que ya se levantó el 90% de la soja de primera implantada en Pergamino, aunque a la hora de las estimaciones de producción manifestó que “esta ha sido una campaña para evaluar rindes promedios porque la dispersión de resultados es enorme. Este año dentro de una misma zona existen grandes diferencias, amplitudes muy significativas, desde 18 a 22 qq/ha a máximos que superaron los 40 qq/ha. De cualquiera manera hemos elaborado un rendimiento promedio para Pergamino en 28 qq/ha. Este dato no coincide con evaluaciones hechas por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y por la Bolsa de Comercio de Rosario, donde se habla de 33 qq/ha, datos de los que no dudo, además de que se manejan con informantes calificados, pero manejan zonas más amplias donde está situado Pergamino, lo que puede elevar el promedio de 28 qq/ha”. Esta producción local se debe a que fue un año climáticamente complicado: “En enero vivimos un gran estrés térmico y luego febrero nos dio un exceso hídrico de 500 a 600 milímetros con muchos días nublados. Pero también hubo factores de manejo que han conspirado para que se redujera el rendimiento promedio: desde 2008-2009 que no había un intenso ataque de Oruga bolillera como el ocurrido en esta campaña y no se fertilizó tanta soja”, especificó Lavezzari.
Sobre cómo afecta la baja de rendimientos a la economía del productor el asesor Crea aseguró que “hay gente que ha perdido plata, por ejemplo a quien la soja de primera le rindió menos de 30 qq/ha. Y recomenzar la campaña sin el dinero perdido se hará muy difícil, además los créditos aparentemente van a escasear”.
El consultor privado Daniel Lavezzari hizo hincapié en la evaluación de la rentabilidad que dejó la soja: “Si este año, tomando una soja de 300 dólares la tonelada, el productor gastó 11 quintales por hectárea en implantación/protección, 2,5 le costó la cosecha y 4,5 quintales y medio le costó la comercialización, llegamos a 18 quintales. De un lote que dio 30 qq/ha al productor le quedan en el bolsillo 12 qq/ha, y no alcanza ese número para afrontar los gastos de estructura, las obligaciones impositivas que son muy altas y los insumos para la próxima campaña. Estos números son para el productor que explota su campo, en cambio el contratista que tiene que pagar un alquiler esos 12 qq/ha no le alcanzan ya que, por ejemplo, los alquileres en Pergamino estuvieron entre 13 y 16 quintales”.
La soja de segunda por el momento “anda bastante bien”, según estimó Julio Lieutier porque “los trigos se entregaron temprano y las lluvias de febrero favorecieron al cultivo, lo que provocará que en aquellos lotes donde no se estancó agua superará el promedio histórico de 10%, pero donde hay lotes encharcados habrá pérdidas de un 15 a un 20%”.
Daniel Lavezzari consideró que los rendimientos de soja de segunda son parecidos a los de primera, oscilando entre 28 a 30 qq/ha: “Las lluvias de febrero a la mayoría de los lotes los tomó más atrasados y acusaron mejor los excesos hídricos”.
Maíz
La situación del maíz en el Partido de Pergamino es similar a la ocurrida con la soja: existe una enorme variabilidad de rindes según zonas pero por una causa opuesta a la de la oleaginosa: “En Arroyo Dulce o hacia el lado de Colón hay rindes de 80 qq/ha, con variabilidad entre 60 y 100 qq/ha, pero también hay regiones donde el promedio es más de 60 qq/ha, son cultivos afectados puntualmente por la sequía y las altas temperaturas durante el verano”, evaluó el ingeniero agrónomo Lieutier. Por su parte Lavezzari estimó que “ya se trilló un 50% del maíz, con una producción promedio de 65 qq/ha. Hoy un maíz tiene gastos por 61 qq/ha de costo, por lo que el propietario alcanza a salvarse, pero el contratista no”.
Campaña fina
La campaña triguera viene tranquila. La intención de siembra aumentaría levemente en relación al ciclo agrícola pasado, según consideraciones de Julio Lieutier “un 10%. Las condiciones climáticas ‘pintan muy bien’, el forward se ofrece a 200 dólares, un valor interesante para el trigo, así que para quien está necesitado es una buena herramienta financiera para tener caja en diciembre; pero los lotes que están en situaciones hídricas complicadas no van a poder ir a trigo y hay perspectivas muy fuertes de un año ‘Niño’, por lo que de producirse este fenómeno el promedio histórico caería un 20%”.
En ese sentido Daniel Lavezzari coincidió en la “tibieza” de la intención de sembrar trigo por parte de productores y contratistas locales: “Si no estuvieran presentes los aspectos negativos para sembrar trigo se cultivaría mucho más, ya que ese ingreso económico en diciembre es necesario”.
Fuente: La Opinión de Pergamino