Editorial del presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Rubén Ferrero para Las Bases.
Una nueva edición del Congreso Anual nos convoca. Esta vez, en Gualeguaychú. Un escenario que brindará el marco a un encuentro fructífero, en buena compañía y con la presencia de disertantes prestigiosos, no sólo por sus méritos profesionales sino también por la actitud valiente y comprometida que han demostrado tener.
Nuestro Congreso Anual implica el reencuentro con los actores del quehacer productivo y el fortalecimiento de los vínculos generados a través del tiempo en el compromiso por la defensa de los intereses. Supone también, empaparnos de las inquietudes que los jóvenes ateneístas traen y contagiarnos de su ímpetu.
Este año, más que nunca, debemos hacer un concienzudo trabajo en cuanto a la importancia de acordar las bases para una República sana, vigorosa y democrática. Hemos vivido una década difícil, donde el enfrentamiento y la dicotomía amigo-enemigo reemplazaron el debate y la divergencia democrática.
En otras palabras, el Gobierno vio en quien pensó diferente a un enemigo al que hostigó por todos los medios posibles. El diálogo estuvo ausente y nos hemos sentido parias en nuestra patria.
Estamos llegando al final de un largo período que deja grandes deudas para con la sociedad: educación, salud, seguridad, energía y otros flagelos que se han agravado, como la desigualdad, la pobreza y la inflación, por citar algunos.Todo esto compromete no sólo al próximo gobierno, sino posiblemente a varios, y nos embarca en el desafío de afrontarlos con un diagnóstico realista, preciso y fidedigno. Según una encuesta reciente de la UCA, creció el pesimismo sobre la situación actual, y un 75 % de los encuestados cree que en el próximo año su situación económica personal será igual o peor que la de hoy. Colorín colorado, “el relato” se ha acabado.
Todas nuestras producciones sufrieron la postergación y la desidia. El productor se sintió desprotegido frente a un Estado voraz que lo castigó permanentemente. Se perdieron y desperdiciaron formidables posibilidades de crecimiento, cayeron los stocks y disminuyó el número de hectáreas sembradas, cumpliéndose los oscuros pronósticos que desde la dirigencia veníamos advirtiendo. No sólo fue una década desperdiciada, también fue una década frustrada para el productor que aspiraba a crecer y consolidarse como empresario pujante y moderno. En su conjunto, la estructura productiva se resintió y perdimos como país la más fantástica posibilidad de transformación en los últimos cien años.
Pero, como decimos en el campo, de nada sirve llorar sobre la leche derramada. Es hora de mirar hacia adelante y, como dicen los jóvenes, ponernos las pilas. Eso sí, como el que se quema con leche ve la vaca y llora, seamos sumamente cautelosos en adelante y exijamos que cada una de las propuestas para 2015 nos exponga qué tiene pensado en materia productiva y qué camino va a elegir para lograrlo. Apelamos a la participación como herramienta para generar los cambios que reclamamos. Institucionalidad, compromiso y trabajo son las puertas a un escenario que debemos armar entre todos, en condiciones que permitan y estimulen la producción, con reglas claras que brinden previsibilidad y nos permitan crecer.
“Compromiso y responsabilidad con el mañana” no es sólo el lema de nuestro próximo encuentro. Es una actitud, una forma de trabajo que ratificaremos una vez más en este desafío de crecer como ciudadanos y como productores.
Fuente: CRA