Sin duda, el mayor rompedero de cabeza que hoy enfrentan los productores de buena parte de la pampa húmeda es lidiar con el exceso de agua caída en los últimos meses. Se las tienen que ver con campos anegados y caminos rurales convertidos en pantanos intransitables. No es fácil.
Hablar de pérdidas económicas omitiendo los dramas particulares es tan frío y parcial como los sobrevuelos que están realizando los funcionarios provinciales sobre las zonas afectadas. Lo mejor es establecer un ranking de los productores según su nivel de sufrimiento que les sirva para compararse y sentirse acompañados en la desgracia.
El primer lugar de los que más sufren debería ser para los chacareros que aún no pudieron levantar la cosecha. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires todavía falta cosechar cerca de un 30% de la soja y el 65% del maíz registrando un importante retraso con respecto al año pasado del 17,4%. La angustia tiene que ver con eso de que no hay cosecha asegurada hasta que no se encuentre en la bolsa y porque este año entre los dos cultivos ya suman un millón las hectáreas que fueron sembradas pero que no se podrán cosechar por la combinación de las altas temperaturas y seca de diciembre y los excesos de lluvias en la cosecha.
A la categoría de chacareros angustiados se deben agregar los que finalmente pudieron entrar con la maquinas a trillar, pero les fue imposible salir de los campos con los camiones cargados de grano por el estado de los caminos. De no tener que afrontar en junio el segundo vencimiento de las tarjetas rurales, que los obliga a cancelar no sólo los intereses como hicieron en diciembre sino también el capital, estos chacareros podrían dormir tranquilos. Se calcula que la financiación en pesos con las tarjetas rurales representa más del 30% de la deuda total contraída por los productores, por lo que se cancelará cerca de 6500 millones de pesos o su equivalente de 800 millones de dólares. Por lo que se descarta que aumente el ritmo de ventas, actualmente en algo más de un millón de toneladas semanales. Un dato que afectará el comportamiento del dólar blue durante el Mundial.
De este ranking, es más que probable que los tamberos no estén de acuerdo. Argumentarán que el primer lugar les pertenece porque su sufrimiento ya es crónico. Lo cierto es que el combo del exceso de agua, en Suipacha y en Villa María hay tambos que tiraron la leche por la imposibilidad de sacarla del campo, y Augusto Costa, secretario de Comercio, que amenazó con frenar las exportaciones a las industrias que pagaran más de 3 pesos el litro de leche al productor, les colmó la paciencia. Pisar el precio en medio de una alta inflación es condenar a que los tamberos pierdan plata y se sigan desfinanciando. Si por año vienen desapareciendo 300 tambos es inevitable que esta medida incremente el número. La Mesa Nacional de Productores de Leche que se reunió esta semana quiere ir a ver directamente a Jorge Capitanich, jefe de Gabinete y a Axel Kicillof, ministro de Economía para que arreglen lo que se está desarmando.
Al margen quedó el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, que está pagando un gran costo político por decisiones que se toman en otra área. Todo un clásico del kirchnerismo: basta un soplido de Costa, antes de Moreno, para que como un castillo de naipes se derrumbe una ilusión de mejora o recomposición de precios de la producción. ¿No sería mejor archivar cualquier intento de Plan Estratégico Lechero mientras la toma de las decisiones que importan las siga tomando la Secretaría de Comercio? Este interrogante es válido para el trigo y la carne.
Aunque hoy parezca mentira, y si el fenómeno de El Niño lo permite (aunque su pronóstico no es nada alentador), algún día el exceso de agua dejará de ser un problema. Se necesitará entonces a los memoriosos que recuerden las dos causas que agudizaron el colapso de los caminos rurales: un estado cada vez más bobo y la falta de solidaridad que sacaron a relucir muchos productores. «Los caminos de tierra son lo más parecido a las bicisendas, pero sin pintar y los de la provincia de Buenos Aires son los peores de todos» ,grafica Juan Pedro Merbilhaa, ex presidente de Carbap y asesor jurídico de la entidad, que apunta a la inconstitucionalidad de la tasa vial provincial. Sintetizando su argumentación: es una tasa que no actúa como la retribución de un servicio sino que representa un impuesto inmobiliario bis. La prueba es que el mantenimiento de los caminos rurales, algunos con dos pasadas de rastra o niveladora por año, no tiene relación con los montos que se cobran como tasa vial. Ocurre lo que todos saben y comentan, «la tasa vial se destina no a mantener los caminos sino a los ñoquis que tiene la municipalidad del pueblo». Un gasto público que también se desmadró en el pago chico.
Sobre el «sálvese quien pueda» que se aplicó al abrir canales clandestinos o rompiendo caminos, vale preguntarse: ¿el capital social de los productores no viene sufriendo una fuerte devaluación desde 2008?
RESUMEN
17,4%
Retraso de la cosecha
Es el porcentaje de cultivos agrícolas sin cosechar con respecto a la campaña pasada.
LA FRASE
Patricia Ferrari – Diputada nacional (UCR)
«Córdoba aporta 500 millones al Fondo Hídrico y no recibe nada a cambio.».
Felix Sanmartino para La Nación