Desde el conflicto por la resolución 125, la relación entre la Mesa de Enlace y Cristina Kirchner se quebró. Las entidades piden diálogo y estímulos para el agro. El aniversario coincide con la apertura de la Rural.
«Que la historia me juzgue, pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo, mi voto es contra». Así Julio Cobos ponía fin a la dura disputa entre las patronales agrarias y el Gobierno, en una no tan lejana madrugada de 17 de julio de 2008. Con esa decisión, el entonces Vicepresidente de la Nación desempató la votación en el Senado por la resolución 125/08, que consistía en un aumento de las retenciones a las exportaciones de soja y girasol y creaba un sistema móvil anclado en las fluctuaciones del precio internacional del grano.
La pelea no fue menor. Significó una crisis institucional y política de alto impacto que horadó la representación parlamentaria y territorial del Ejecutivo, y provocó la renuncia del Martín Lousteau como ministro de Economía. El estallido irrumpió con la emergencia del «chacarero» como nuevo sujeto político. Con tractores y camiones atravesados en las rutas, la protesta bloqueó el transporte terrestre del país y, lock outs mediante, lo colocó al borde del desabastecimiento de alimentos. El espacio de intelectuales kirchneristas Carta Abierta, formado al calor del conflicto, marcó un hito al calificar el escenario como «clima destituyente».
«Fue un hecho histórico que frenó el abuso que pretendía imponer las retenciones móviles. Si hoy las tuviéramos el panorama sería mucho peor. Fue la culminación de la unión del campo, todo un trabajo que se hizo durante meses y expuso cuál era la realidad productiva de la Argentina y de la producción agropecuaria, en la que la ciudadanía acompañó», evaluó el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, en diálogo con Infobae.
Aunque la relación entre las entidades del campo y el gobierno kirchnerista nunca fue fluida, el conflicto produjo que la encendida rivalidad circunstancial se convirtiera en permanente. «Hubo consecuencias. Nunca más el Gobierno nos permitió el diálogo o llevar adelante cualquier tipo de política conjunta que quitara obstáculos a la producción», afirmó el presidente de la SRA.
«Hicimos lo que estuvimos a nuestro alcance, pedimos audiencias a los tres ministros de Agricultura que estuvieron en la gestión. Las asambleas de productores nos reclaman que la manera más eficiente es como Mesa de Enlace al diálogo», completó.
Según Etchevehere, las políticas de Cristina Kirchner para el sector persisten en el error, ya que impactan drásticamente en la caída de la producción agropecuaria: «A través de un sinnúmero de grávamenes y trabas, se siguió levantando la presión impositiva sobre el campo. El 80 por ciento del resultado económico va a las arcas del Estado».
Frente a ese escenario, el dirigente agrario reclamó un «sistema impositivo lógico», un mercado «transparente» que otorgue claridad y previsibilidad a los precios de los productos del agro, e inversiones de infraestructura de transporte. Ahora bien, sus dardos principalmente se dirigieron contra el mismo blanco de 2008, las retenciones a los saldos exportables.
«Necesitamos las mismas reglas de juego que nuestros países vecinos. Ninguno de nuestros competidores tiene retenciones, es ridículo que un productor argentino tenga que pagarlas para exportar. Hoy un productor cobra menos de 2200 pesos la tonelada de soja, cuando en Uruguay se percibe 400 dólares limpios», fustigó Etchevehere.
En la misma sintonía se expresó Confederaciones Rurales Argentinas, otra de las entidades que lideraron la protesta contra la resolución 125. A través de un comunicado, la cámara patronal hizo un duro balance sobre la gestión kirchnerista desde el fin del conflicto.
«Ya se cumplieron seis años de retraso cambiario intolerable, en detrimento del trabajo, la producción y la exportación nacional, de economías regionales desatendidas, sin competitividad, soportando retenciones inconcebibles, con la silente complicidad de los funcionarios que concuerdan con los reclamos y luego aplauden su incoherencia en los actos públicos», señaló la entidad que conduce Rubén Ferrero.
«Seis años después CRA sigue coherentemente reclamando y proponiendo con las mismas razones que se plantearon en la 125, solo que mientras tanto, el mundo no se detuvo, por el contrario siguió avanzando y hoy nuestros vecinos cubren comercialmente lo que nosotros dejamos de producir. Es una pena, en un país donde la pobreza se extiende, los que gobiernan se esconden y la sociedad contempla el derrumbe de sus más íntimos valores. Ya comprobamos lo que la revancha genera, es tiempo que los argentinos pensemos un futuro que nos contenga a todos», concluye el escrito.
Fuente: Infocampo