Los años con buenas precipitaciones son ideales para la producción de cultivos de gramíneas de altos requerimientos hídricos y en este grupo, el maíz ocupa un lugar destacado.
“Si observamos la dinámica de nacimientos de malezas en primavera, en años Niño contra años Niña, podremos ver que la emergencia de gramíneas y su desarrollo es mucho mayor que el caso de las latifoliadas”, indicó un informe profesional. Agregaron que “las primeras encuentran, en años con excesos hídricos, condiciones muy favorables para su desarrollo”.
“Si trasladamos esto a la producción agrícola, años Niño, como está aconteciendo actualmente y se encuentra pronosticada para la actual campaña, tanto para la siembra de fina como de gruesa, son años que permiten poder inferir que cultivos como el maíz tienen una oportunidad destacada de entrar en la rotación y obtener rendimientos sobresalientes en granos”, dijeron los técnicos. Por otra parte, esto permite cortar con el ciclo de enfermedades causadas por monocultivo de soja, cambiar los herbicidas y su modo de acción para lograr así un mejor control de malezas, buscar corregir la estructura del suelo y mejorar el aporte de carbono a éste.
“Todo esto sería ideal si sumado a todo lo antes descrito, los números económicos cerraran en cualquier caso, cosa que dista mucho de ser verdad y en este punto es donde debemos ajustar manejo y tipo genética a utilizar”, analizaron. En este último punto es fundamental buscar híbridos de maíz que puedan aprovechar las condiciones dadas a un costo de implantación lógico y con una forma flexible de financiación que se ajuste a la realidad de los productores.
Fuente: La Opinión de Pergamino