Claudio Molina, Director de la Asociación Argentina de Biocombustibles, respecto a las sanciones de la Unión Europea a las exportaciones argentinas de biodiesel.
“Estamos atravesando, desde hace más de un año, un momento difícil fundamentalmente del lado de la industria biodiesel que es la que está afectada por los problemas actuales. La Unión Europea es el principal mercado, o bien lo era hasta ahora, el biodiesel representaba alrededor de las 2/3 partes de la producción total en destino, pero ahora se está aplicando severas medidas”, dijo a “Siempre que llovió, paró…”, Claudio Molina, Director de la Asociación Argentina de Biocombustibles, respecto a las sanciones de la Unión Europea a las exportaciones argentinas de biodiesel.
Consultado al respecto, explicó que “El inconveniente con la Unión Europea existe desde el momento en que nació la industria argentina de biodiesel, que tomó un posicionamiento muy importante en el mercado internacional»
Y agregó que desde antes del 2007 prácticamente la industria argentina de biodiesel no existía. «Se hicieron grandes inversiones, estamos hablando del orden de 1200 millones de dólares. Argentina construyó un complejo que hoy tiene una capacidad instalada del orden de 4,3 millones de toneladas. Para tener idea, sería posible transformar el 40% aproximadamente del total de aceites vegetales en Argentina en biodiesel, y Europa se empezó a preocupar por la competitividad que mostraba nuestra industria»
Según Molina, hay dos grandes industrias que participan del comercio internacional de biodiesel. Una es la de Indonesia a partir del aceite de palma y otra es la Argentina a partir del aceite de soja.
«Después es muy grande la industria de Brasil en Latinoamérica, pero para consumo local fundamentalmente, y en Europa, Alemania y Francia son dos grandes jugadores, igual que Estados Unidos en América del Norte. Ese es el club de los cinco grandes en materia de biodiesel. El problema es que Europa construyó una industria muy protegida. Básicamente para transformación de aceite de colza que es el insumo básico que ellos utilizan y presionó para lograr la imposición de estos aranceles antidumping sobre fundamentos que son de una debilidad absoluta. La presión se incrementó a partir de la nacionalización del paquete mayoritario de YPF en Argentina y paralelamente Argentina incrementa constantemente su importación de gasoil, pero hay presiones del lado petrolero y de algunos sectores del Ministerio de Economía que no ven con buenos ojos a los biocombustibles”, comentó el especialista.
Molina también volvió a diferenciar “Biodiesel es para los motores diesel, y bioetanol es para los motores nafteros. Son combustibles complementarios a los tradicionales minerales. El biodiesel derivado de aceites vegetales y grasas animales, y el alcohol que puede derivar directamente de caña de azúcar. Sea del jugo directo, o de la melaza, o de los cereales. En una etapa posterior se están desarrollando otras alternativas para el aprovechamiento del etanol celulósico, pero todavía es prematuro hablar de eso en Argentina”, explicó.
Respecto a las perspectivas en relación a Europa, Molina destacó que “La Unión Europea no solo objeta el biodiesel. También está objetando el bioetanol a Estados Unidos. Se critican ciertas ventajas impositivas que pueden haber en estos países exportadores, como en el caso de Argentina, que tiene diferencial de retenciones a favor de biodiesel con relación al aceite de soja y sobre esa base se partió de un análisis sobre el cual se supone que en Argentina se compra el aceite vegetal más barato que en Europa, y por eso ellos creen que hay dumping. Esto es insólito y no resiste análisis. Argentina va a presentar un panel ante la OMC, pero todo esto va a llevar mucho tiempo”.
En relación a esto, consideró que “Se va a seguir exportando pero con una caída muy significativa. Los otros destinos como Estados Unidos son mercados importantes pero hay que desarrollarlos. El organismo de control ambiental de Estados Unidos tiene pendiente todavía el registro de biodiesel argentino. Esto hace que no pueda entrar a ese mercado con un precio competitivo con lo cual la industria necesita volcar parte de estos excedentes exportables en el mercado interno. Sería muy bueno para el país, porque dejaríamos de importar una parte importante de lo que hoy se importa en materia de gasoil, pero hay resistencias tanto de YPF como del Ministerio de Economía”, finalizó Molina.