Con buen precio y demanda, el cereal quintuplicó su producción y alcanzó 1,7 millones de hectáreas. Es protagonista del IV Congreso Latinoamericano de Cebada, que finalizará mañana en Bahía Blanca.
Con 779 hectáreas en el partido de Puán, provincia de Buenos Aires, el productor agropecuario Claudio Hansen afirmó que la producción de cebada está en aumento en los campos ganaderos y su buena adaptación se verá en los próximos años.
Temas como el crecimiento de este cereal, su manejo, calidad, ecofisiología, control de plagas y malezas, entre otros, son abordados en el IV Congreso Latinoamericano de Cebada, que comenzó ayer y finalizará mañana en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca.
“Es un mercado que presenta buen precio y buena demanda”, dijo Fernando Giménez, del Inta, quien preside la comisión organizadora del congreso.
De acuerdo con el técnico, el contexto actual para la cebada se presenta muy favorable: es de los cultivos que más aumentó su producción en la última década: “Pasando del millón a casi las 5 millones de toneladas en los últimos cinco años, la producción de este cultivo se ha quintuplicado, llegando a las 400 mil hectáreas, mientras que en el 2012 se alcanzaron las 1.700.000 hectáreas”, explicó Giménez.
A su vez, Hansen aclaró que “la cebada siempre presenta buena estabilidad de rinde, porque cuando se la siembra se consigue entre un 15% y 20% más de trigo”. Como genera cobertura y biomasa, es también una buena alternativa para los neocultivos de soja.
Este año, detalló, el costo de producción de cebada por hectárea rondó los 500 y 600 pesos y, según las condiciones climáticas, en los últimos años “se han conseguido 5.000 kilogramos en promedio y una producción de 900 mil kilogramos, dependiendo de la fertilización de base que se haya hecho”. En 2012 obtuvo alrededor de 14 mil kilogramos de picado de cebada. A diferencia del trigo, Hansen consideró que la cebada cumple un doble propósito: se vende como grano y se almacena en bolsas plásticas para alimentación de bovinos, por lo que aporta seguridad de reserva forrajera para las vacas de cría. El productor destina entre 150 y 200 hectáreas por año para semillas y variedades forrajeras para pastoreo.
La cebada en contexto
La demanda de grano cervecero provocó un aumento tanto en las exportaciones de malta, es decir la cebada procesada, como la de grano cervecero.
La crisis en Europa, que provocó menos producción, posicionó a la Argentina dentro del mercado del grano forrajero, el cual implica el 60% de la producción. Según explicó Giménez, se ganó mercado en Arabia Saudita, Asia y Africa, es decir, han cambiado los socios tradicionales.
“En varias regiones aumentó favorablemente la productividad de cebada, como en el sudeste de la provincia de Buenos Aires”, indicó. Según la región, surge una mayor demanda y un cultivo muy competitivo que hace que el sistema de producción con soja de segunda sea más rentable en comparación con el trigo.
“Por su parte, la zona norte de la provincia de Buenos Aires se encuentra aún muy afectada por las sequías, mientras que en el sur se prevé una cosecha muy buena debido a que los suelos cuentan con suficiente agua, por lo cual hay un alto potencial”, afirmó el especialista del Inta.
La cebada presenta buena adaptación tanto a zonas semiáridas como húmedas, por lo cual es un cultivo que puede aumentar aún más la superficie de producción. Ahora, indicó Giménez, uno de los principales desafíos es elevar los rendimientos.
“Trabajamos en mejoramiento y en calidad para generar valor agregado local, es decir, que la materia se transforme en carne o que se industrialice y se transforme en malta”, explicó el ingeniero.
Lo novedoso de este cultivo es su incorporación para uso forrajero. La cebada no es característica por ser un cultivo tradicional en la Argentina y su uso se dirigía sólo a cervecerías y malterías.
Fuente: La Opinión de Pergamino