Según la Bolsa de Cereales, hay más de 13 millones de hectáreas con soja, maíz y girasol en condición entre regular y mala; las últimas lluvias fueron insuficientes.
La sequía viene azotando gran parte de la pampa húmeda lo que ha afectado el desarrollo de los cultivos de verano. El déficit hídrico se agravó en la provincia de Buenos Aires y las últimas lluvias, de muy baja intensidad, en la mayoría de los partidos, no alcanzaron para aliviar el crítico panorama. Por este motivo, ya se recortaron las estimaciones en los cultivos de verano reduciéndose a 50 millones de toneladas de soja y 39 millones de toneladas de maíz, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Los productores ya hablan de sequía “histórica” y de pérdidas totales en algunos lotes de soja y maíz, mientras piden agilizar los trámites para nuevas emergencias.
Las lluvias, que habían traído serias complicaciones durante el invierno, se cortaron abruptamente en noviembre, y desde entonces, los registros de precipitaciones están muy por debajo de la media anual, a lo que se suman temperaturas por encima de lo habitual.
“La afectación por la sequía abarca a la provincia de Buenos Aires casi en su totalidad.
Las últimas lluvias promediaron los 30 milímetros (mm) en todo el territorio y los pronósticos para lo que resta de febrero son muy desalentadores”, dijo Horacio Salaverry, de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y la Pampa (Carbap).
Los productores coinciden en que la soja de segunda está casi perdida, y que algunos maíces comenzaron a picarse para forraje. “Estamos en medio de una seca muy grave que se parece cada vez más a la histórica de 2009, que se llevó todo”, señaló Alberto Larrañaga, presidente de la Sociedad Rural de 25 de Mayo. Es que en esa localidad, según precisó, “las lluvias de los últimos tres meses están entre las más bajas en 100 años para ese mismo trimestre”.
En Chivilcoy, entre noviembre y enero, llovió sólo el 25% del promedio indicado para ese periodo. En rigor, cayeron sólo 76 mm, cuando lo normal está por encima de los 300 mm, de acuerdo a las mediciones del INTA en esa ciudad. “La soja de primera la está peleando, es donde está puesta la expectativa. La soja de segunda no creo que se coseche directamente”, dijo Juan José Ascheri, ingeniero agrónomo de la Asociación Rural chivilcoyana. Mientras que Félix Pissinis, de la Sociedad Rural de Bragado, señaló que todos en todos los cultivos habrá pérdida en los rindes. “El desarrollo vegetativo de la soja de primera parece normal, pero está sin chauchas y sin floración”, explicó.
Es que un cultivo de soja necesita 400 mm en su periodo, y los campos llevan casi 100 días de sequía, con lluvias de baja intensidad, que se evaporan fácilmente. Con las altas temperaturas y los vientos de esta época del año, la evaporación consume un promedio de 10 mm de agua por día, por lo que una lluvia de 20 o 30 mm no tiene mayor impacto sobre los cultivos.
Cabe señalar que en la zona de Bragado y Alberti, hace tres meses, el Río Salado tenía un caudal que inundaba a los campos linderos, desbordaba a ambos lados de los puentes y generaba complicaciones, y hoy, por el contrario, casi no tiene agua. Quedan algunos encharcamientos, pero lo que antes estaba inundado, ahora es tierra seca.
Pese a la sequía, ahora se le sumó una nueva problemática en algunas zonas productivas, sobre todo en el centro y sudeste de Buenos Aires y en San Luis: las heladas, perjudicando el desarrollo de los cultivos.
La provincia bonaerense Azul fue una de las localidades más afectadas. En la estación la Firmeza, la temperatura alcanzó -0,6º y en la Chiquita, -0,5º. Tandil y Balcarce también sufrieron las heladas. En San Luis, las temperaturas fueron de 0,5º en El Trapiche y de 2,1º en Naschel.
Fuente: Inta; Infocampo; Revista Chacra; Clarin Rural; Aapresid; La Nación