Marcó un nuevo récord en una rueda en la que el Gobierno se desatendió de la tarea de contención que venía realizando; se aceleró este mes la devaluación del oficial.
La cotización del dólar en el mercado cambiario marginal mantuvo su elevado ritmo de despegue frente al peso al aumentar 30 centavos por segundo día consecutivo y marcar un nuevo máximo de $ 11,55.
De esta manera, en negociaciones libres, el cambio se pacta ya a un valor 70,5% superior a los $ 6,775 que el Banco Central (BCRA) les reconoce a quienes liquidan dólares en la plaza oficial, lo que conspira abiertamente contra la aspiración oficial de que más inversores o empresas se desprendan de divisas por ese canal.
Vale recordar que el Gobierno aceleró fuertemente el ritmo de devaluación del peso en los últimos meses para tratar de acercar más oferentes al mercado oficial.
Así, la devaluación, que había promediado 14% en 2012, escaló al 32% en 2013. Pero en diciembre se llegó al 6,2%, muy por encima de la velocidad crucero de 2,4% que promedió en el resto del año y más lejos aún del ajuste de 1,2% que registraba entre abril y mayo, cuando la presidenta Cristina Kirchner les recomendaba a quienes quisieran ganar plata con una devaluación que esperaran a otro Gobierno.
En las diez jornadas hábiles de 2014, el ajuste en el tipo de cambio comercial o mayorista llegó a 3,8% (ayer cerró a $ 6,7750), lo que supone una devaluación de 100% de mantenerse a un ritmo similar durante el resto del año.
En el mercado creen que la apuesta oficial es apresurar la devaluación para llevar el precio del dólar oficial en torno a $ 7,50 a mediados de marzo, es decir, cuando comienza a liquidarse la denominada cosecha gruesa. De allí en más, las autoridades aplicarían el freno «y aprovecharían las liquidaciones sojeras para destrabar importaciones, sobre todo las de productos que permitan bajar costos y ayuden a bajar algo la inflación», según explicó un economista con buenos contactos en el oficialismo.
Pero es precisamente esta expectativa la que más problemas le genera a la estrategia oficial, ya que implica un incentivo para que quienes deben liquidar dólares demoren lo máximo posible su venta, mientras que aquellos que deben adquirirlos pujen por anticipar todo lo que puedan sus compras para abaratarlas.
Así, mientras ralean cada vez más los habitués del lado vendedor del mostrador, del lado comprador se producen verdaderas aglomeraciones que obligan a diario al BCRA a saldar esa diferencia con las reservas. A su vez éstas, presionadas además por pagos de deuda y de importaciones de energía, no dejan de bajar.
En un nuevo intento por administrar la demanda, y ordenarla de manera que no presione sobre las reservas los días en que el BCRA enfrenta fuertes obligaciones de pago, la AFIP les solicitó en las últimas horas mayor precisión a los importadores sobre los montos y tiempos de los pagos que deben realizar al exterior. «Piden que en la declaración se precise cuándo se le pagará al vendedor: si se hará de manera anticipada o al momento de recibir la mercadería, por ejemplo», narró un agente aduanero.
Pero los resultados no se ven. Y ayer el BCRA se vio obligado otra vez a vender reservas, lo que colaboró para que ese activo mermara en otros US$ 100 millones.
EL JUEGO DEL SUBIBAJA
El nuevo despegue del paralelo se produce precisamente en momentos en que el Gobierno no logra detener la sangría de reservas, que anteayer rompieron la barrera psicológica de los US$ 30.000 millones, cuando a estas alturas del año anterior se mantenían aún levemente por encima de los US$ 43.000 millones. Acumulan un retroceso de 32% en apenas un año.
Incluso, la sensación que imperó ayer en el mercado es que el Gobierno se resignó a mirar de afuera la disparada del blue, tal vez entregado a convivir con un ajuste que considera sólo «estacional».
La presunción tomó fuerza dado el marcado avance -de 9,96 a 10,75- que mostró el precio del denominado «dólar bolsa», una operación legal cuyo precio resultante mantuvo intervenido la Anses hasta hace 72 horas mediante fuertes ventas de bonos dolarizados.
Así, este tipo de cambio acumula un avance de 26% desde el 20 de diciembre, cuando se reactivó este tipo de operaciones que el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno había prohibido de hecho unos meses antes con la intención de imponer en el mercado el Certificado de Depósito de Inversión (Cedin), un instrumento del blanqueo que imaginó para competir con el blue.
LA BRECHA SE AGRANDA OTRA VEZ
70,5%
Distancia con el oficial
La distancia abierta entre el dólar oficial y lo que se paga por él en la calle o cuevas.
25%
Se aleja del dólar turista
La diferencia con los $ 9,20 que surgen de agregarle al oficial el recargo impositivo y la comisión de bancos.
32%
La caída de reservas
A estas alturas de enero de 2013 se mantenían levemente por arriba de US$ 43.000 millones. Anoche cerraron en 29.758 millones.
Por Javier Blanco | LA NACION