La medida afecta especialmente a las firmas más pequeñas del sector.
En unos días más comenzará a aplicarse formalmente la mezcla mínima obligatoria de al menos un 10% de biodiesel con gasoil. La noticia es buena por muchos motivos: impacto ambiental, reducción de déficit energético, valor agregado y demás. Pero es terrible –irónicamente– para las empresas elaboradoras del biocombustible.
El precio de venta de biodiesel en el marco del cupo interno es fijado por el gobierno en base a criterios que, desde la intervención ocurrida en agosto de 2012, son tan discrecionales como imprevisibles.
La cuestión es que los precios oficiales del biodiesel –existen cuatro valores diferentes según perfil de la empresa– están congelados desde septiembre del año pasado (mes en el cual se interrumpió la actualización de los mismos en el sitio de la Secretaría de Energía).
Tanto las compañías elaboradoras de biodiesel como las petroleras vienen facturando las operaciones con el valor de septiembre de 2013 a cuenta de futuros ajustes. Y al no existir un criterio explícito para la determinación del precio oficial del biodiesel no es posible saber si tales ajustes serán hacia arriba o abajo.
De hecho, mientras que los precios internos del gasoil aumentaban, los últimos valores oficiales de biodiesel publicados muestran una tendencia decreciente.
El dato es que en los últimos cuatro meses el peso argentino se depreció de manera significativa (pasó de 5,79 a 8,01 $/u$s) y el principal insumo necesario para elaboración biodiesel –soja en el caso de los grandes compañías aceiteras y aceite de soja para las empresas no integradas– ajustó su valor relativo en pesos en la misma proporción (como lo hizo cualquier activo o bien dolarizado).
El congelamiento virtual del precio interno de biodiesel implica la instrumentación de un subsidio indirecto aportado al sector petrolero por las empresas productoras de biodiesel (política que contribuye a mejorar los márgenes de la compañía estatal YPF).
Los principales perjudicados por tal políticas son las pequeñas y medianas empresas (integradas en Cepreb), las cuales desde el año pasado concentran la mayor parte del cupo interno de biodiesel.
Fuente: VALOR SOJA