Ya superada la segunda mitad del año la lechería sigue mostrando cada vez más luces rojas con una producción estancada que lejos está de superar los 11.000 millones de litros, con volúmenes similares a los de 1999.
Mientras los productores tamberos reciben por su leche producida un precio pisado en $3, los costos continúan creciendo al ritmo inflacionario de un 40% en promedio. A todas estas condiciones adversas avaladas oficialmente por el Gobierno nacional hay que agregarle que está prohibido el ajuste por inflación y que los plazos de pago al tambero son a 60 días, impactando de lleno en el precio real que recibe finalmente.
Mientras corren los días el Gobierno nacional a través de su Ministerio de Agricultura solo atina a impulsar medidas de nulo alcance como créditos que ayudan al endeudamiento y que nada tienen que ver con políticas a largo plazo que tiendan a incentivar la inversión.
Bajo este escenario adverso, que aún se hace más complejo por la mala situación climática de lluvias constantes en las principales cuencas lecheras del país, el productor tambero no tiene más que perder y se vive descapitalizando, reduciendo personal, desinvirtiendo, o cerrando su establecimiento.
¿Hasta cuando llegará la desidia de este Gobierno? Hasta ahora no parece tener límites enfrascado en un «relato» que no apoya en sus políticas al sector productivo, no favorece el normal desenvolvimiento competitivo de la cadena de la lechería y pisa el crecimiento de un eslabón fundamental: el tambero.
Fuente: CARBAP