Este mes y el que viene las lluvias serán normales.
No obstante, por otro lado los suelos, en gran parte de la región pampeana, están con las napas al cuello. ¿Cómo juega en todo esto el cambio climático? El clima manda y el doctor José Luis Aiello explica cómo afectará las campañas venideras.
El componente climático tuvo un peso determinante sobre todo el período de la campaña 2015/2016 que va llegando a su final. De prever records de rindes se pasó a un abril en el que las lluvias inclinaron la balanza hacia pérdidas cuantiosas. Reviendo los últimos sucesos y analizando el escenario que empieza a mostrarse, el doctor José Luis Aiello, de la Bolsa de Comercio de Rosario, habló de todo. Comentó el bloqueo húmedo que puso en jaque a Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, y el próximo invierno y en cómo puede afectar al trigo. También se refirió al largo plazo: el clima que se viene en Argentina, “La Niña” que tiene altas chances de instalarse en septiembre, los cambios atmosféricos que podrían incrementar el número de Niños, y la forma de hacer agricultura en Argentina.
-El temporal de lluvias en abril, ¿fue “mala suerte” o era algo que tenía muchas probabilidades de suceder en un año así?
-La campaña mostró varios aspectos de mucho efecto sobre el sistema de producción agropecuario. Se desarrolló bajo la neta influencia de un “Niño” en el Pacífico ecuatorial central y las consecuencias fueron la de un permanente aumento de nubosidad atmosférica que ingresaba desde el norte. Con esto, y el pasaje de sistemas meteorológicos, se generaron montos de lluvias por encima de los valores normales. Por ello, desde el punto de vista físico, era el escenario más probable.
Ahora voy a la pregunta: las lluvias de abril, ¿fueron “mala suerte”? Seguramente, alguno de los cientos de productores que vieron anegarse sus campos y la pérdida de su producción usarán dicha expresión, pero yo prefiero ir por otro lado y explicar el fenómeno como un bloqueo húmedo. Dicho bloqueo se da sobre una determinada región cuando hay mucha humedad en la atmósfera (y en abril era así) y se estaciona un sistema (frente) que dan una combinación de continuas lluvias durante muchos días. Esto fue lo que pasó.
-¿Cuantas chances ve a que, lo que pasó en abril, se vuelva a repetir de acá a dos años?
-Diría que no es alta la probabilidad en los próximos dos años. Abril ya es un mes del semestre frío y se inhiben los efectos de gran escala para generar humedad.
-Todavía falta por cosechar, pero ¿qué se puede esperar para junio?
-En lo que resta de junio no se generarán nuevos problemas de cosecha, excepto los que ya están instalados, y el impacto adverso fue muy fuerte para los sectores de la Pampa Húmeda.
-Este año se proyectan siembras más tardías de trigo, ¿cómo ve el invierno?, ¿puede haber problemas de excesos en la región Pampeana cuando se siembre este mes o el que viene?
-En junio/julio las lluvias oscilarán alrededor de sus valores normales, no hay un argumento fuerte para decir otra cosa. En los lotes donde pueda sembrarse, los perfiles de humedad son excelentes. Donde no se pueda se irá a siembras tardías y su concreción será dependiente de los mecanismos físicos que puedan mejorar el piso de los mismos. Pero esta cuestión es dependiente de fenómenos de escalas chicas.
-¿Cuál es su visión del clima en Argentina para los próximos años?, ¿se puede profundizar esta tendencia de más oferta de agua?
-El aumento de la napa freática es dependiente de un balance donde su mayor componente es sin dudas la precipitación. Viendo las series históricas, hemos tenido situaciones de inundaciones en el pasado, siendo las más recientes las del noroeste de la provincia de Buenos Aires y otras en regiones más chicas. El aumento de la napa freática se da por lluvias y escurrimientos (superficiales y profundos) y “la salida de agua y su descenso en napas” por percolación (que se inhibe cuando la napa freática es muy cercana a la superficie), evapotranspiración y escurrimientos. Hay un factor importante que debe considerarse y es el que produce la siembra directa, y que corre a favor de dar un aporte a la capa freática, pero sus ventajas para la producción son evidentes. De todos modos, esta ecuación es muy complicada de resolver, pues hay que considerar la geomorfología y los procesos hidrológicos superficiales y profundos. Dado que “el que manda es el aporte por lluvias”, en los próximos años una mayor frecuencia de “Niños” llevará a un escenario como el de su pregunta. Y el cambio climático hará que tengamos mayores años con “Niño”.
-Entonces, ¿se va a incrementar aún más la inestabilidad de la atmósfera?
-El cambio climático sin dudas aumentará la inestabilidad atmosférica y se traducirá en mayores efectos convectivos (lluvias de grandes montos en tiempos cortos), pulsos intensos de frío y calor, ráfagas y tornados, bloqueos y otros.
-¿Hay que planificar para consumir más agua en la agricultura que viene?, ¿lo que pasó nos tiene que prevenir y plantear un cambio serio en infraestructura y rotaciones agrícolas?
-Me gusta la pregunta, pero sólo la puedo responder parcialmente, o sea, sí, pienso que la expresión “consumir más agua” es muy acertada y factible por la situación climática y que a la larga marcará las rotaciones. Por un lado, la falta de rotaciones tuvo su efecto, pero el factor que más peso tuvo en el ascenso de las napas fue el cambio climático y habrá que idear estrategias conjuntas para moderar sus efectos.
-“Niña, Niño, neutro quizás”, ¿se puede saber cómo va a estar actuando el Pacífico para la próxima campaña gruesa?
-“Niña”, hoy los modelos muestran una alta probabilidad de su instalación. Hay que prepararse para una “Niña” que se instalaría hacia septiembre 2016 y estaríamos transitando la campaña gruesa 2016/2017 bajo el peor escenario Pacífico dependiente. Creo que esto es lo que hay que seguir hoy con mucha atención.
Fuente: La Opinión de Pergamino