El avance de las malezas resistentes fue el dato saliente de la presente campaña sojera y maicera. Ahora, en contextos de precio en baja, especialistas avisan que lo apropiado es implementar una estrategia defensiva en cuanto a costos e inversiones, pero eso no quiere decir que haya que resignar producción.
Y para eso la calve está en las correctas rotaciones. A continuación, el análisis que hacen desdeAGseed, empresa semillera argentina, radicada en la localidad de Junín:
«Normalmente, cuando los precios agrícolas no son todo lo satisfactorio que el productor necesita para lograr una rentabilidad adecuada, la tendencia es cambiar de cultivo o adoptar una estrategia muy conservadora en cuanto a inversiones a realizar. Esto responde a la lógica de que en una producción a cielo abierto, sabemos cuanto invertimos y en que momento lo hacemos, pero la producción tiene que lograrse a seis meses desde la inversión y este es un punto sumamente importante en la ecuación económico productiva.
Ahora bien, este análisis lineal tiene dos trampas que más temprano que tarde se pagan y con creces con respecto a los ahorros obtenidos. Primeramente, está bien evaluado que cuando las condiciones climáticas son adversas en cuanto a los niveles de precipitación, aquellos lotes de soja que tuvieron maíz cercano en la rotación su piso productivo fue mas alto y estable que aquellos lotes que vienen monocultivo de soja. Las diferencias no fueron menores a los 10 quintales en promedio por hectárea, lo que significa una pérdida bruta de unos U$S 300 por hectárea aproximadamente. La correcta rotación de los lotes permitió un mejor control de malezas, que en años con déficit hídricos son mucho mas difíciles de controlar, hay mejoras en la percolación de en el suelo y en los niveles de oxigenación a nivel radicular, lo que permite a las mismas explorar mejor el perfil.
La segunda trampa consiste en que adoptar una estrategia defensiva no significa gastar necesariamente menos, sino ser mas eficiente en la inversión. Y en este sentido la semilla juega un papel fundamental ya que se debe encontrar una alternativa que genéticamente nos permita aprovechar en forma eficiente los recursos invertidos o disponibles en el suelo y que económicamente nos brinde la posibilidad de precios acordes y formas de pago beneficiosas.
Esta comprobado que la productividad de un maíz está fundamentalmente influenciado por el nivel de reservas en el perfil y las precipitaciones del mes de Diciembre para maíces sembrados en fecha optima. Cuando los milímetros caídos durante este me superan los 100 mm, el rendimiento empieza a estar mucho más al alcance de la mano. Y este año parece presentar estas características».
Fuente: Punto Biz