EFECTOS DE LA SEQUIA: Así lo estiman en Pergamino, un distrito que integra el cinturón maicero y el núcleo sojero del país.
PERGAMINO.- «Es morboso que los técnicos estén planteando si esta sequía es peor o más leve que la del 2008-2009. El desastre es desastre».
Pablo Sorasio, presidente de la Sociedad Rural de Pergamino, adherida a Carbap, se enoja con «los técnicos» pero tiene respuesta para su planteo. «La situación ahora es mucho más grave que hace tres años», afirma. Y vuelve a ponerse enfático. «Todavía no se ve en su total dimensión el efecto devastador de esta sequía, pero es seguro -dice- que muchos productores se van a quedar afuera del sistema y el nivel de daño sobre la economía de los pueblos del interior será tremendo».
Productor diversificado, que reparte su campo entre ganado, maíz, soja y trigo, Sorasio explica que no se trata sólo de lo que ya se perdió y lo que puede perderse, de los ingresos menores a los previstos. «El problema no es el presente sino el futuro. Se trata de que con esos ingresos muchos productores no van a poder afrontar los costos de la próxima campaña».
CORAZON SOJERO
Enclavado en el norte de la Provincia, a 297 kilómetros de La Plata, Pergamino es el corazón del núcleo sojero argentino. Con 120 mil habitantes en la ciudad y 300 mil hectáreas productivas, dedica el 80% de esa superficie a la agricultura: en un 15% produce trigo y soja de segunda; en otro 15% maíz y un poco de sorgo, y en el resto, «soja de primera», la de la 125, la que constituye el pilar de las exportaciones argentinas, de la balanza comercial favorable y de los ingresos del Estado en estos años de crecimiento de la economía argentina a «tasas chinas» y de superávit de las cuentas públicas.
Sus campos figuran entre los más productivos y los más caros del país: la hectárea vale entre 10 mil y 15 mil dólares. «Pero los inversores, los que pueden pagar esos precios, no son productores; al productor, que en muchos casos alquila el campo que trabaja, no le dan los números», dice José Apesteguía, secretario de la Producción del municipio de Pergamino y secretario de la Sociedad Rural.
En Pergamino explican que «obviamente, hay campos muy grandes, pero la gran mayoría son explotaciones pequeñas y medianas, que van desde las 30 hectáreas a las que tienen entre 200 y 600 hectáreas promedio».
Lo cierto es que en estos días Pergamino es un paisaje desolado de sembradíos resecos o campos directamente pelados, en un clima de pesadumbre por la certeza de lo que ya se perdió y de angustia por lo que aún se podría rescatar «si llueve pronto y mucho, y no se repiten las lluvias durante varias semanas».
La cosecha de maíz es la más comprometida. Ya pasó la floración y en muchos casos no se formó la espiga. En la Sociedad Rural estiman que la pérdida ya definida es del 50% y puede ser «prácticamente total», porque ya se ha llegado a un punto de muy escasas posibilidades de recuperación. El rendimiento normal oscila entre 10 mil y 13 mil kilos por hectárea. «Si llueve ya, el rendimiento de lo que se pueda salvar no superará los 5 mil a 6 mil kilos; el resto ya no sirve más», dicen.
Los cultivos de soja, en tanto, concentran las mayores incertidumbres. Están en la etapa de floración y formando la vaina. «Si no llueve en cuatro días se arruina la cosecha», advierten los productores. Los campos de pasturas para el ganado son, por su lado, tierra arrasada. «En forrajeras -explican- se perdió todo».
Lunes 9 de enero, Diario El Día de La Plata.