El control de cambios, los créditos compulsivos para Pymes y la regulación de tasas aparecen como una amenaza para la rentabilidad. Aseguran que hoy los bancos hoy están líquidos y solventes, pero preocupan los -shocks regulatorios-
Pareció más una señal enviada a los inversores que el anuncio de un castigo inminente. Y buscó advertir sobre las amenazas que presentan algunos eventos recientes de la economía argentina sobre el negocio de los bancos locales: la agencia Moody’s decidió ayer dejar a los bancos locales a sólo un paso de la calificación que le corresponde a los emisores con -riesgo de default-, por el mayor control de cambios, el direccionamiento compulsivo del crédito y la regulación de tasas de interés que en los últimos meses el Gobierno llevó a niveles inéditos. La decisión recayó sobre las notas individuales de -fortaleza financiera- de unos 30 bancos, que hoy se encuentran en el escalón de -E+ B3-, y las de depósitos en moneda local, que están hoy entre -B1- y -B3-. La agencia decidió cambiar la perspectiva sobre ellas de -estable- a -negativa-. Esto indica que podría decidir bajar la nota de la fortaleza financiera al nivel de -E Ca1- , que indica un -moderado riesgo de default-.
-Cuanto más abajo de la escala se desplaza un emisor, mayor probabilidad tiene de una cesación de pagos-, comentó la analista de bancos de la calificadora, Valeria Azconegui.
Su calificadora aclaró, en un comunicado, que había tomado esta medida por la elevada correlación que supone que mantienen estas entidades con el Gobierno argentino (un cambio de perspectiva en los bonos soberanos, como el que decidieron la semana pasada, conduce a un cambio idéntico en la de los bancos).
-Esto no es algo sólo para Argentina. Es por considerar que muchas veces una crisis de bancos genera problemas en los gobiernos y viceversa. El soberano de Argentina había quedado en B3 y había entidades que aún tenían una nota de Ba1 (más elevada)-, explicó Azconegui. -Los bancos argentinos son rentables en líneas generales y están líquidos pero vemos con preocupación algunos factores de la economía local que podrían afectarlos-, agregó.
Según indicó el informe de Moody’s, la perspectiva negativa buscó -incorporar los riesgos relacionados a la creciente intervención del gobierno a través de mecanismos poco favorables para la generación de ganancias y la flexibilidad financiera-. Y enumeró, entre éstos, la aplicación de los controles cambiaros, los topes a las tasas de interés de las tarjetas de crédito, y las regulaciones referidas al direccionamiento compulsivo del crédito. -El crédito se desacelera, porque se creció muy agresivamente en los últimos dos años; y es muy probable que esto impacte en mayores grados de incobrabilidad en el futuro-, agregó Azconegui. Y completó que, entre las mayores preocupaciones, se encuentra la rentabilidad: -Dadas las medidas que se tomaron hasta ahora, consideramos que es un desafío, si bien valoramos el management de los bancos y la capacidad de adaptarse a los shocks regulatorios-, dijo.
De este diagnóstico no escapa, tampoco, el deterioro patrimonial que mostró en estos meses el Banco Central, que es el organismo que debe brindarle soporte sistémico a todos los bancos ante un problema de liquidez. Con todo, en la calificadora aseguraron que, al menos por ahora, las entidades están líquidas y solventes.
Por Ignacio Olivera Doll, publicado en El Cronista Comercial.