Culpas propias: Aspectos como la inflación, el atraso cambiario y la inseguridad jurídica incidieron en el flojo desempeño desde 2009, según un análisis privado; no se aprovechó un buen entorno mundial.
En seis de los primeros diez meses del año, las exportaciones de la Argentina registraron caídas interanuales. Este fenómeno, que hizo que para el acumulado de enero a octubre las ventas al exterior fueran 3% más bajas que las de igual período del año anterior, no se debe sólo a la mala coyuntura internacional, sino que responde, sobre todo, a un deterioro estructural, provocado por factores como la pérdida de competitividad, la creciente presión fiscal y la dificultad para acceder a insumos para la producción.
Así lo sostiene un estudio de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), según el cual el dinamismo que las ventas al exterior habían mostrado tras el fin de la convertibilidad se empezó a revertir en 2009, como resultado de una serie de factores internos que atentan contra el buen desempeño del sector exportador.
El informe divide el período posconvertibilidad en dos. En el primero, que va desde 2001 hasta 2008, «hubo siete años de crecimiento y sólo uno de decrecimiento [el crítico 2002]». En el segundo período (2009-2012) «hubo dos años de crecimiento y dos de decrecimiento».
En este sentido, DNI señala que las exportaciones totales de 2012 (que ellos estiman en US$ 81.102 millones) «serán apenas 15% más altas que las de 2008, mientras en el período de cinco años que transcurrió entre 2003 y 2008 las ventas externas habían subido un 48%». El informe añade que la baja en las exportaciones argentinas en 2012 se dio en un contexto en el que las ventas al exterior de la región, en promedio, se elevan.
- la inflación creciente, especialmente, la inflación de costos;
- la apreciación del tipo de cambio real;
- la reducción de la capacidad instalada ociosa, como consecuencia de una baja tasa de inversión reproductiva;
- la mayor presión fiscal sobre las empresas;
- la inestabilidad regulatoria en los negocios internacionales, especialmente en 2011 y 2012;
- la aparición de conflictos que generan inestabilidad y la posibilidad de retaliaciones internacionales que afectan a las negociaciones entre empresas;
- el menor acceso a financiamiento para la exportación, especialmente en 2012, cuando el cepo cambiario y la consecuente baja de los depósitos en dólares limitó los préstamos en esa moneda;
- el déficit de infraestructura y de servicios como energía, transporte o puertos;
- las dificultades para acceder a insumos para la producción, por las trabas a las importaciones o por problemas de producción de los proveedores locales;
- la débil política de apertura de mercados o el fin de las preferencias para acceder a determinados países (como sucedió con la suspensión del acuerdo de intercambio de vehículos con México).
El deterioro de las ventas al exterior que señala el estudio de DNI se dio en un entorno favorable para la oferta exportable de la Argentina. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), entre 2002 y 2011 el índice de términos de intercambio (que relaciona la evolución de los precios de las exportaciones respecto de los de las importaciones) pasó de 105 a 149,3. En el tercer trimestre de este año, el índice llegó a 152,5, el más alto de los últimos veinte años. Si las exportaciones hubieran mantenido el dinamismo de los años anteriores, estas buenas condiciones habrían sido mejor aprovechadas.
NO TODO ES CULPA DE LA CRISIS
Factores internos explican la baja de las exportaciones:
Causas diversas: La inflación, el atraso cambiario, la mayor presión fiscal, entre otros factores, atentan contra las ventas de la Argentina
La región, en alza: Según DNI, en 2012, mientras la Argentina redujo sus exportaciones, las de la región, en promedio, se elevaron
Condiciones favorables: La relación entre los precios de las exportaciones y de las importaciones es la mejor de los últimos 20 años; sin embargo, no fue bien aprovechada.
Por José Hidalgo Pallares, para La Nación.