Cacerolazo del 8-N: Habrá marchas en todo el país.
En un nuevo desafío para la presidenta Cristina Kirchner en menos de dos meses, hoy se realizará un segundo cacerolazo en todo el país en protesta contra la gestión del Gobierno. Al igual que la primera manifestación, el llamado 8-N fue convocado a través de las redes sociales, aunque el oficialismo acusó a la oposición y a los medios de comunicación no kirchneristas de ser los impulsores de la marcha.
A diferencia de la manifestación del 13 de septiembre pasado , la de hoy se desarrollará en un clima más turbio, teñido por la polémica que se desató entre oficialistas y opositores sobre la naturaleza de la protesta. Esta crispación anticipa un cacerolazo con una mayor carga política, aunque el grueso de los partidos opositores -salvo Pro, de Mauricio Macri- decidió que no participará de la marcha para no teñirla de partidismo.
La principal protesta será en el Obelisco, hacia donde los manifestantes marcharán a partir de las 19 desde distintos puntos de la ciudad. Hay convocadas marchas similares en todas las capitales provinciales y en municipios de todo el país.
Si bien las consignas del cacerolazo de hoy son las mismas que las de septiembre -rechazo a la inseguridad, a la inflación, a una eventual reelección de la Presidenta, a la corrupción y al cepo al dólar-, en el último tiempo se percibió un aumento de la crispación social provocado por algunas medidas que tomó el Gobierno. Entre ellas, por ejemplo, las mayores restricciones que impuso el Gobierno a la compra de moneda extranjera; la presión del oficialismo a la Justicia para imponer un juez afín que resuelva a su favor en la causa sobre la ley de medios; el embargo de la Fragata Libertad en el puerto de Tema, en Ghana, a pedido de los fondos buitre, y la pérdida continua del poder adquisitivo del salario por la inflación y la falta de actualización del impuesto a las ganancias.
En las vísperas de la manifestación de hoy, el cruce de opiniones entre oficialistas y opositores recalentó ayer las redes sociales y los medios de comunicación. El Gobierno y el oficialismo buscaron desnaturalizar la protesta al endilgarla a supuestos sectores de derecha que la motorizan. La oposición, en cambio, la reivindicó y acusó al Gobierno de no escuchar el reclamo de la gente.
La Presidenta evitó referirse explícitamente al cacerolazo, aunque anteayer, en un acto en Casa de Gobierno, insinuó una crítica hacia quienes cuestionan su gestión. «Lo único que les pido a los argentinos es que hablemos con la verdad y si no les gusta el Gobierno por los derechos humanos, decí que es por los derechos humanos. Y si no te gusta el Gobierno porque los que antes eran pobres y vos podías contratarlos a dos mangos y ahora no podés, decilo también», dijo.
Si bien el oficialismo busca relativizar el cacerolazo de hoy y decidió no realizar ninguna contramarcha en defensa del Gobierno, tampoco se mantiene estático. La organización ultrakirchnerista Unidos y Organizados inundó desde ayer los principales puntos de la ciudad con afiches que rezan «Todos con Cristina. Democracia o Corporaciones», al tiempo que repartía folletos sobre las bondades de la ley de medios.
En forma paralela, dirigentes kirchneristas salieron a denostar la protesta.
«Mañana los tilingos del 8-N van a juntar gente, van a decir que hay 20 veces más y ahí comenzará la diatriba golpista», escribió Luis D’Elía en Twitter. En tanto, el senador Aníbal Fernández insistió en que no le cabe «ninguna duda» de que la movilización de hoy «es un invento de la extrema derecha paga».
En similar sentido se pronunció la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, al advertir que quienes participen del cacerolazo «no son grupos marginales», sino «grupos de poder».
«Mañana (por hoy) sale una minoría de la sociedad -señaló, por su parte, el diputado Edgardo Depetri-. Es la marcha del «todo negativo».»
En la oposición, los más activos en promover la protesta fueron los de Pro. «El 8-N vayamos con una sola bandera, la Argentina», invitó Macri. «Basura amontonada, semáforos rotos, negocios inundados. ¿Qué tal una bandera que diga… gobernantes a laburar’?», le respondió el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina.
Desde la UCR, su presidente Mario Barletta, el diputado Mario Negri y el senador Ernesto Sanz reivindicaron la protesta.
«Su verdadero gestor es el Gobierno, con sus mentiras sobre la inflación, la corrupción, la inseguridad y el atropello a las instituciones», dijo Negri..
Del editor: qué significa
El 8-N expone al kirchnerismo a la pesadilla de perder el control de la calle. Una protesta masiva puede marcar hoy el primer límite sólido a su poder.
Fuente: La Nación